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Ante un mundo de ficción... acciones de realidad

Por: Víctor Hugo Alférez Jiménez

El pasado viernes 30 de junio, el Dr. Manuel Arroyo, catedrático e investigador, fue brutalmente asesinado. Un acontecimiento que, en sí mismo y sumado a la larga lista de crímenes impunes acaecidos en nuestra ciudad, atormenta la razón, altera el sentimiento, confronta la esperanza y llama a la acción.
No hay palabras que describan lo sucedido. “Delito”, es insuficiente pues rebasa la sola trasgresión a la ley; “Asesinato”, palabra injusta pues no revela la brutalidad y cobardía desde las que se efectúa. Acontecimiento innombrable.
¿Dónde está aquello que se declara en discursos oficiales como disminución de actividades violentas? ¿Dónde está el Estado cuya razón de ser es garantizar la paz, el orden, la justicia y la seguridad? ¿Dónde está el afamado (y hoy fracasado) Operativo Chihuahua? ¿Dónde estaban los carros del ejército, de la policía federal y municipal que a diario, y en caravana, circulan por nuestra ciudad sembrando el pánico y la desconfianza?
¿Democracia? ¡Pamplinas! ¡No hay democracia donde hay violación de derechos humanos! ¡No hay democracia donde no existe un pueblo representado! ¡No hay democracia donde la justicia es una ilusión; la paz, una farsa que sólo cobra realidad en el discurso; el Garante de la paz, VERDUGO MODERNO Y LEGITIMO; la seguridad, un anhelo frustrado; la voz pensante, acallada.
Hoy, la ciudadanía en general y la comunidad universitaria en particular (salvo el rastre de funcionarios de la racionalidad) ha sido herida.
¿Cuántos más? ¿Quiénes más? Ninguno y nadie. Es imperativo so pena de ser partícipes de un silencio cómplice y resignado, ser parte de la MARCHA convocada para el próximo 3 DE JUNIO a las 6:00 p.m. en el ASTA BANDERA (ENSEGUIDA DE ICSA).
¿Habrá soluciones? Quizá no. ¿Podremos vencer la fuerza brutal que caracteriza al Estado? No, pero tampoco es lo pretendido.
Entonces, ¿para qué salir a las calles? La respuesta es sencilla: Para mostrar indignación, para responder como Pueblo responsable, para sumarnos a las miles de voces en luto, para gritar ¡NO ESTAMOS DE ACUERDO!, para despertar conciencias, para luchar por el regreso del Estado de derecho, para recobrar la tranquilidad, para comprometernos con la ACCIÓN abandonando la reacción, para crear ESPERANZA ACTUANTE, para hacer del símbolo de los pasos algo que evoca a la unidad, convoca al compromiso y provoca al reclamo justo, concienzudo y comprometido.


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